Hay un punto curioso donde confluyen la bondad y la estupidez. Es una frontera marcada con puntitos similares a los de los cuadernillos para aprender a escribir las letras y los números. Esa línea divisoria que el villano pisotea y de la cual se apropia, que demuestra que la educación no está de moda. Un campo de minas actual. En un mundo caracterizado por la desvergüenza ser educado ya no se lleva. Pongamos que hoy ha venido nuestro casero, llamémosle… Moustafa. Resulta que el calentador de agua explotó (¡EXPLOTÓ!) hace tres días (¡TRES DÍAS!) y el baño pareció recrear en ese momento las impresionantes cataratas del Niágara. En el espacio diminuto del aseo tener una gotera de esa categoría era como encerrar Manhattan en una bolita de cristal repleta de nieve artificial. Una imagen que ya forma parte de la repisa de recuerdos. El agua que se perdió podría haber abastecido a Dubai un día entero o a un baño de espumas de esos que salen por IG.
Perro pulgoso
Hoy es goteo a ritmo de “Dos gardenias” de Antonio Machín pero sigue sin haber agua caliente. El agujero continúa abierto como si fuera una puerta a Narnia pero que en realidad conduce a los entresijos del edificio. Un mundo oscuro de tuberías, cables y seguramente algún bicho moribundo. Moustafa llegó tras mi acuartelamiento porque Moustafa nunca asegura el momento en el que llegará. Su ajetreada agenda puede compararse a la de un presidente para el cual todos somos súbditos a su disposición y no al revés, de manera que pueden pasar horas, días y un tiempo casi infinito hasta que se presente. Hoy fue ese día y lo hizo con la mejor de sus sonrisas. La del perro pulgoso riéndose entre dientes del infortunio ajeno para preguntarme si no me importaría que lo arreglaran mañana en lugar de hoy. Su excusa era que un vecino tenía una avería mayor (“mayor”) y sólo estaba hoy. “Well…yes, It´s ok, but…WHEN?”. Y todavía en su papel de perro pulgoso respondió “at four o´clock, four o´clock”. Cita, que teniendo en cuenta las anteriores demoras, sé que se traduce en algo así: “Y nos dieron las diez y las once/ Las doce y la una, y las dos y las tres” pero sin llegar desnudos al amanecer, eso no. Nunca me ha quedado muy claro si la gente que miente tan mal es consciente de ello.
The end?
Moustafa regresó varios días después y arregló la catarata, que en ese momento ya se había tornado como el mundo actual. Seca y pobre. Semiacabada la faena, prometió volver dos días más tarde para subsanar los desperfectos que se habían producido a colación. Ya hace un mes de esa supuesta cita a la que nunca ha acudido. Educación, divino tesoro. To be continued…
¡Buen rollo! Me mola mucho tu estilo escribiendo. Gracias por compartir, ¡estaré atento a tus próximos posts!
Muchas gracias 🙂