Dinamarca es uno de esos países a los que una desea viajar especialmente en verano cuando las horas de sol vencen las largas noches de invierno. Sólo para que os hagáis una idea, diecinueve horas y media en contraposición a unas escasas y paupérrimas siete horas y media de luz que hay en invierno. Su ubicación, al noreste de Europa y su proximidad al mar, le confiere un clima húmedo, con inviernos en torno a los cero grados y veranos agradables, nada que ver con el verano del Mediterráneo o Dubai. El verano, también es la estación en la que menos llueve lo que se traduce en la estación perfecta para viajar al país vikingo.
Con hermosos paisajes enmoquetados, un bravío oleaje que esculpe abismos y un pasado vikingo Dinamarca se convierte en un destino atractivo e interesante. Pero si además le sumamos que es el país de Hans Christian Andersen y Lars Von Trier y su capital es la moderna, urbanita y divertida København, se nos acaban las excusas para no viajar a él. Un bonus track si le añadimos que es una ciudad accesible. Esto último quiere decir que personas con movilidad física reducida pueden desenvolverse en ella. No muchas capitales han conseguido esto que debería ser obligatorio.
En esta guía vamos a dar el primer paso al país danés. Un manual de qué ver y qué hacer en su capital, Copenhague.
Qué ver en Copenhague
Es importante, antes de nada, tener en cuenta que la moneda en Dinamarca no es el euro sino la corona danesa (una corona equivale a trece céntimos de euro aproximadamente) y que el idioma oficial es el danés, sin embargo casi todos sus habitantes hablan inglés a la perfección y es fácil pagar en sus establecimientos con tarjeta MasterCard para mayor comodidad.
En esta primera parte de la guía, qué ver en Copenhague, vamos a centrarnos en algunos de sus barrios, parques, museos y palacios. El recorrido arquitectónico que ofrece la ciudad es tan interesante que merece un itinerario a parte, si queréis verlo sólo tenéis que pinchar aquí.
Tívoli
Uno de los lugares imprescindibles para cualquier turista es Tívoli, uno de los parques de atracciones más antiguos de Europa. Gracias a que la estación central y el ayuntamiento se construyeron entorno al parque, Tívoli se localiza en el centro de la ciudad. Lo que se traduce en una visita fácil y casi obligatoria. Fue creado por orden del monarca Christian VIII en 1843, que aconsejado por Georg Carstensen decidió regalarle a la sociedad de Copenhague un lugar de ocio en el que relajarse. Desde entonces es uno de los rincones preferidos de los copenhagueses.
Entre los atractivos del parque destacan tres restaurantes: el barco restaurante La fragata de San Jorge, La Pagoda (en el que se sirve comida oriental) y Nimb, un precioso palacio árabe. Parada indispensable merece también el Teatro de Pantomima, en el cual se celebran espectáculos de diversa índole. Es importante tener en cuenta que las atracciones de Tívoli abren, por motivos climáticos, los meses de primavera y verano exclusivamente. Un consejo, merece la pena subirse a la noria para contemplar las vistas. En noviembre y diciembre se lleva a cabo un mercado navideño. Otro de los reclamos turísticos de la ciudad.
Palacio de Christiansborg
Otro punto de interés turístico indiscutible en la capital danesa es Christianborg Slot. El único edificio del mundo en el que se encuentran los tres poderes que gobiernan un país. En ocasiones también se realizan ceremonias reales. Todo esto hace que sea conocido como Rigsborgen o Borgen, ambos términos vienen a significar “el castillo del reino”. Los diferentes incendios que ha sufrido el palacio hacen que podamos encontrar en él tres estilos: neobarroco historicista en la parte principal que correspondería a la fachada, neoclásico en la capilla y barroco en la pista de equitación. Si añadimos el puente de mármol y los pabellones podríamos añadir también el estilo rococó. Se aconseja observar los monogramas reales. Un dato más, desde hace unos años el acceso a la torre es gratuito y por supuesto muy aconsejable.
Borsen
El edificio de la Bolsa es famoso por su chapitel de dragón. Cuatro colas de dragones entrelazadas de cincuenta y seis metros.
Nyhavn
En esta guía de viaje no podía faltar el Nyhavn. Sus coloridos petit hôtels y el sinfín de barcos-museo que hay en él crean una de las estampas más bonitas, características y pintorescas de la ciudad de Copenhague. Es uno de los lugares con más encanto por los que pasear y hay multitud de restaurantes, bares y cafeterías en los que pasar las horas mientras se contempla este puerto museo. Durante dieciocho años fue el lugar elegido por Hans Christian Andersen para vivir.
Christiania
Es un barrio gobernado por su comunidad que vive relativamente al margen de la ley danesa. Una vez que te adentras llama la atención la cantidad de grafitis, puestos de piezas handmade en torno a la calle principal y bares, muchos bares, en los que el precio de la cerveza es la mitad. Esto se debe a que no pagan impuestos. Aunque el turista es bienvenido se recomienda ser respetuoso a la hora de fotografiar. Hace unos años los habitantes de Christiania se quejaron porque los turistas les hacían sentir animales de zoológico. Durante un tiempo uno de los distintivos de Christiania es que se ha permitido el consumo de drogas, sin embargo en los últimos tiempos las autoridades danesas han llevado a cabo algunas redadas.
La Sirenita
Con permiso del Nyhavn, el otro gran símbolo de la ciudad es la escultura de bronce de La Sirenita. Un imprescindible en cualquier paseo turístico por la capital. La obra fue encargada por Carlsberg y donada a Copenhague. Es un homenaje a la bailarina danesa Ellen Price que durante años representó con gran éxito en el ballet La Sirenita. Es popularmente conocida la versión de Disney, la original de Hans Christian Andersen tiene un final más tormentoso pero merece la pena leer el cuento y que cada uno saque sus propias conclusiones.
Museos
Museo del Diseño Danés
Ofrece una visión panorámica del innovador diseño danés a través de la carterlería y un sinfín de objetos entre los que destaca la silla. Algunos de los diseñadores que exponen en el museo son Poul Henningsen, Kaare Klint y Arne Jacobsen. Es una oportunidad para contemplar la evolución y observar las características del diseño escandinavo. Así mismo, es una excusa ideal para pisar el antiguo hospital del Rey Frederick en el que se localiza hoy el museo, tomar algo en su cafetería decorada con muebles de Poul Kjærholm y Hans J. Wegner, y visitar otras estancias como su biblioteca. Para más información pincha aquí.
Galería Nacional de Dinamarca
Muchas de las obras que se exponen son extranjeras, incluídas gran parte de pinturas provenientes de las cámaras de arte de la monarquía danesa. Destacan La raya verde de Matisse y Marinus van Reymerswaele con El cambio y su mujer, también Tiziano, Rubens o Rembrandt entre otros. Algunos de los artistas daneses que exponen son Abildgaard, Eckersberg, Købke, Ring y Hammershøi. Para más información pincha aquí.
Diamante Negro, Ópera…
En otras palabras, diseño escandinavo, pincha aquí para ver nuestra guía.
Malmo
Viajar a Malmo atravesando Puente de Øresund es poner la guinda a un viaje inolvidable. Entre los pequeños placeres destaco callejear por Gamla Staden disfrutando de sus pintorescas casitas, ver el Castillo y el precioso molino azul de Slottsparken, reflexionar frente The Knotted Gun, caminar por Lejonpassagen y, para cerrar, contemplar el retorcido Turning Torso.
Qué hacer en Copenhague
Visitar un club de jazz
La llegada en los años sesenta de los músicos Dexter Gordon, Ben Webster y Kenny Drew hizo que Copenhague comenzase a sonar diferente. Poco a poco pone el jazz se puso de moda en la capital danesa hasta el punto de que el 1979 se creó el Festival de Jazz de Copenhague. Hoy en día, está considerado entres los cinco mejores del mundo. Se celebra en verano y durante diez días se puede escuchar jazz en la Ópera, en el Teatro Real y en multitud de clubes y cafés frente al puerto mientras la gente se baña en el Báltico. Si tu viaje no coincide con el festival siempre añadir a tu recorrido ir a La Fontaine, al Jazzhus Montmartre o el Jazz Cup entre otros.
Pasear en bici
Su alquiler es bastante económico, en torno a 15€ al día, y permite recorrer la ciudad a otro ritmo. Algunas de las empresas de alquiler son Bycyklen, Baisikeli, Københavns Cykelbørs y Copenhagen Bicycles. Pincha aquí para ver el recorrido de Jorge.
Callejear por el Barrio Latino
Pasear por las tiendas y librerías del Barrio Latino, muchas de ellas se encuentran en los sótanos de casas que datan del siglo XVIII. La zona también está llena de cafeterías y es muy peatonal. También puedes aprovechar para ver la Torre Redonda y la Catedral.
Disfrutar de una noche de ópera
Durante los siglos XVIII y XIX llegaron a Dinamarca compositores alemanes y son ellos los primeros en escribir ópera en el país escandinavo. Las piezas cantadas se convirtieron en una parte de la vida musical. Algunas de las joyas nacionales que se conservan son Holger Danske de Kunzen, El bebedizo de Weyse y El castillo de los bandidos de Kuhlau. La ópera de gran elaboración se inició con obras como La pequeña Kirsten de Hartmann y El rey y el condestable de Peter Heise.
A día de hoy la ciudad de Copenhague tiene una de las óperas más modernas y exquisitas del planeta, lo que merece una visita, ya sea para disfrutar de la ópera danesa, internacional o un tour guiado en el edificio. Para más información pincha aquí.
Saborear la gastronomía danesa
Gracias al conocido restaurante Noma, galardonado con varias estrellas Michelín, Copenhague se ha convertido es uno de esos lugares en los que se puede comer muy bien. Si el bolsillo no da para estrellas Michelín, siempre hay otras opciones más asequibles. Lo que no puedes hacer es irte sin probar su gastronomía.
Entre los platos destacan el salmón (desde la versión más sencilla a la más sofisticada) y también la anguila. En cuanto a las opciones de carne destacaría la de cerdo apostando por el frikadellerei, que son las albóndigas danesas. Y por supuesto, lo que no podía faltar en este tour gastronómico es el smørrebrød, muy popular. Se trata de un par de rebanadas de pan de centeno untadas en mantequilla y acompañadas por fiambre, vegetal, arenque…hay una amplia oferta. Para los más golosos, que no se querrán perder el postre, están el Wienerbrød o el Risalamande. El primero es hojaldre relleno de almendras y canela. El segundo es un tipo de arroz con leche bañado en licor de cerezas, delicioso. Un último consejo, no os perdáis La Glace, una pastelería en la que todo está riquísimo.
Ver alguna película de Lars von Trier
Uno de los directores de cine más innovadores, arriesgados y multidisciplinares, quien junto a Thomas Vinterberg fijó las normas del manifiesto Dogma 95. Basado en el uso mínimo de los efectos especiales. Entre sus películas resaltan Dogville, Los Idiotas y Rompiendo las olas.
Bañarte en el canal
Si la hazaña cae en invierno recuerda que debes tener un porcentaje de sangre danesa para no morir congelado. Como decía Billy Cristal en La princesa prometida: “Have fun storming the castle!”