Cambio de rumbo, vivir en Dubai

Desde hace tres años resido en Dubai, una de las ciudades más lujosas y modernas del mundo ubicada en el corazón del Middle East. Dubai es famosa por su aerolínea, Emirates, que año tras año es galardonada con diferentes premios, por el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, el Dubai Mall, el centro comercial más grande del mundo, y por muchos “más grandes del mundo” más. Sin embargo, siempre me preguntan lo mismo cuando aterrizo en España y me reencuentro con gente a la que hace tiempo que no veo. La pesadilla comienza en el momento en el que tengo que decir que vivo en aquí. Entonces la persona que tengo enfrente desorbita sus ojos, abre la boca todo lo que puede y el oxígeno comienza a llegarle con dificultad al cerebro. Imagínenselo como un dibujo animado. Y ahí empiezan las preguntas que van desde el “¿y no te da miedo vivir allí?”, pasando por el “¿te obligan a llevar burka, no?” o “¿seréis ricos, verdad? y acabando en el “¿es que tu marido es moro?”. Una se arma de paciencia y responde como puede ante semejante sobredosis de insolencia y desconocimiento. 

El término moro

No todas las personas que viven aquí son ricas, desafortunada o afortunadamente. Los pozos de petróleo no crecen en los árboles, y en el caso de que así lo hicieran aquí no hay muchos. Lo segundo y de vital importancia es el uso del término “moro”. Permítanme decirles que si fuera usado correctamente estaríamos hablando de los habitantes de Marruecos, Mauritania, Argelia, Túnez e incluso Libia. Cuando no nos referimos a ellos la palabra adquiere significado peyorativo. Añado también que mi marido es español y con una piel tan blanca que podría ser la envidia de cualquier geisha aunque a él lo que realmente le gustaría es ser moreno. Pero no me enamoré de él por eso sino por su supremacía en el Trivial, se las sabía todas. Y por último, no, nunca he sentido miedo viviendo aquí. Todo lo contrario, a diferencia de mujeres de muchos lugares del mundo yo sí puedo salir a caminar sola y tranquila incluso de noche. 

El día que me marché de España para vivir en Dubai no lo hice por obligación sino con muchas ganas. La vida me brindaba una aventura única, de manera que en julio de 2017 hice la maleta más difícil: ropa, tacones, bikinis, mil básicos femeninos…y la olla exprés de toda la vida, regalo de los dieciocho años como al que le entregan un coche. Ya estaba lista para cambiar de continente.

Romper estereotipos y prejuicios

No puedo decir que hasta la fecha integrarme haya sido fácil. El cambio de rumbo sigue siendo una aventura con tropiezos. Abrirse camino en un lugar tan desemejante supone más decepciones y fracasos que triunfos, lo normal. Que nadie se crea lo que ve en los programas de televisión. Nada suele ser tan bonito como aparece a través del cristal y si lo es, normalmente se debe a que se relacionan entre iguales: Guetos. Vivir en un lugar tan diferente es romper con los estereotipos y los prejuicios. Intentar mezclarte para aprender y probar cosas nuevas que a veces salen bien y otras no. Es una aventura con sus luces, sus sombras y la gama entera de colores, y de eso va esto, de contarlo.

Pero mi vida aquí ha sido mucho más que eso. En ocasiones Dubai se ha reducido al campamento base de mis viajes. He volado a lugares increíbles de Asia, Oceanía, América y Europa. Nunca olvidaré cuando vi la ópera de Sydney, el Empire State, el Gran Cañón del Colorado o subí a lomos de un elefante en Sri Lanka. Si mañana tuviera que regresar a España podré decir que la experiencia de vivir en Dubai mereció la pena.