Cerca de Dubai, en el emirato de Sharjah se encuentra el yacimiento arqueológico de Mleiha. Una combinación de naturaleza, cultura e historia. Ecoturismo emiratí del que hay que aprovecharse en esta etapa rara de la historia. Paisajísticamente es un sitio especial; están las montañas de Hajar, rocas gigantes con restos oceánicos, una llanura de dunas beiges y anaranjadas y en el horizonte un mar de torres que quieren ser Eiffel pero no llegan.
Mucho antes del hallazgo del petróleo había vida en los Emiratos. Según los restos encontrados se ha descubierto que los primeros habitantes datan del Paleolítico. También se han hallado vestigios de otras etapas más modernas como las eras de Bronce, Hierro y Preislámica. En Mleiha se puede acceder a las cuevas, ver zonas funerarias y por supuesto disfrutar del museo en el que guardan herramientas, utensilios en muy buen estado y joyería ¿Recordáis el famoso collar surfero de conchitas entrelazadas? Pues tiene más de 5000 años. Las modas siempre vuelven.
En Mleiha los camellos campan a sus anchas libremente así que no es difícil encontrarte con alguno. Todos sabemos que son animales adaptados a las áridas condiciones del desierto y que pueden atravesar kilómetros y kilómetros sin beber agua. Domesticar a estos animales fue uno de los pasos más importantes para permitir el estilo de vida nómada de muchas personas del desierto. Pero lo que desconocía y aprendí a través del museo me sorprendió mucho. Allá va…¡los camellos proceden de América! Sí, han leído bien. Parece ser que en el continente americano se extinguieron hace unos 15000 años por la caza indiscriminada. Afortunadamente algunos pudieron migrar a través del puente terrestre del estrecho de Bering, que durante las épocas glaciares se secaba, llegando a África y las zonas más áridas de Asia.
Y ya por último un repaso a la vida de los beduinos que en Mleiha son una comunidad importante. Conviene saber que a pesar de que la mayoría ya viven instalados en aldeas como los de Mleiha aunque aún quedan algunos beduinos nómadas, seres casi extintos, los cuales se mueven allá donde hay agua en el desierto, en el cual puede llover una vez cada seis meses. Y lo hacen por su propia supervivencia y la del ganado que llevan consigo. Acompañados de sus dromedarios, mulas y rebaños montan y desmontan sus campamentos porque donde hay agua, hay vida. También es importante la comida, conseguir víveres no perecederos. Para ello venden alfombras que realizan de manera artesanal, fósiles y piezas decorativas. También reciben la voluntad de los turistas que se acercan a fotografiarlos. Suena duro ¿verdad? Depende.
Ellos dicen que son libres, que se levantan con la luz de los amaneceres más impresionantes y bajo un manto de estrellas como no podemos imaginar disfrutan de un buen té, música y apasionadas charlas. Como última lección en Mleiha aprendes que la felicidad es tan personal que depende de cada uno.
Las modas siempre vuelven, ya sean los 90 o los 3000 AC, jajaja. Buenísimo!
Absolutamente de acuerdo Jorge, #nocabeduda 😉