Léase con humor y prejuicios esta segunda entrega de resort. Nada de lo que aquí se describe podría ser entendido sin esas premisas de las que parte nuestro imaginario. Cualquier parecido con la realidad de los grupos que a continuación se detallan es pura coincidencia.
El resort es una pequeña ciudad de vacaciones con un ecosistema propio. Una vez que entras por su puerta a lo Jurassic Park cambia tu naturaleza. Tienes que adaptarte al medio así que te despojas de todos tus principios para lanzarte a ritmo de bostezo al apasionante vuelta y vuelta en la tumbona mientras concentras todos tus esfuerzos en sorber por la pajita tu cóctel tropical. No hay resort que no trate de seducir al cliente con kilómetros de sensacionales playas, con piscinas gigantes para que los niños chapoteen y hagan mil trastadas mientras los padres los contemplan ensimismados desde la butaca del chiringuito, o mejor aún, con el chiringuito dentro de la piscina. En el resort tampoco falta la oferta de actividades deportivas en las que el gimnasio, por muy moderno que sea, tiene todas las de perder porque nadie quiere correr, hacer abdominales o el menor esfuerzo físico en sus días de resort. El resort es, sin duda alguna, una puerta secreta a la involución de nuestra especie.
Especies que podemos encontrar en el resort
EL SEÑORO
El señoro es una una especie que ha saltado a la fama en los últimos años pero que ya estaba latente. Es el pulseritas, el que lleva el logotipo de la marca de ropa más grande y el que orgulloso escribe en sus fotos de instagram con la playa de fondo y la cervecita en mano “aquí, sufriendo”. El señoro no se despeina aunque buce y haga viento. Siempre luce pelo para atrás y carocolillos en la nuca incluso siendo calvo. Y por supuesto luce un bronceado, en ocasiones anaranjado, los doce meses del año. El señoro acude al resort en compañía de su churri, su mujer, su familia o de su grupo de amigos, también señoros. Cuando esto último ocurre son los dueños del chiringuito son capaces de hacer sonar “Paquito chocolatero” o la mítica “ese toro enamorado de la luna” en Tahití. El señoro sonríe y hace chistecitos que sólo él entiende mientras espera ser atendido con alfombra roja.
LA PAREJITA FELIZ
Se conocieron por obra y magia del destino de la manera más romántica que podamos imaginar, rescatando un gatito o haciendo match por Tinder. Desde entonces viven la película de su vida, una luna de miel perpetua. La parejita feliz viste tan conjuntada que parecen gemelos cigotos y siempre, siempre van de la mano. No pueden vivir el uno sin el otro. Son la combinación perfecta: uno toma las decisiones y el otro acata bajo la comodidad de no tener que efectuar elecciones. Se dedican carantoñas y palabras melosas. Las vacaciones en el resort son el caldo de cultivo de las fotografías que cuelgan en sus redes sociales. En ellas, sentados el uno junto al otro en el sofá, cruzan las más profundas declaraciones de amor para que el mundo entero sea testigo de su historia.
FAMILIA CON NIÑOS
Ellos, que se juraron que no dejarían de viajar cuando fueran padres, han caído en las garras del resort. Al principio se engañaban pensando que viajaban a lugares increíbles cuando ni siquiera salían del recinto amurallado. Con el tiempo se dieron cuenta de que acudían al resort para no tener que preocuparse de sus hijos. El resort es, junto a la piscina de bolas para niños de tres años, el único lugar en el que un niño puede sentirse libre, feliz y seguro y por consiguiente también sus padres. El personal de este tipo de establecimiento es entrenado en la paciencia y en la resiliencia. Combate con una sonrisa y sobredosis de asertividad cualquier pataleta de los niños. La piscina es el lugar de recreo preferido de la familia con hijos. Aquí los niños juegan, disfrutan de las atracciones y se mean, todo ello sin dejar de molestar al resto de huéspedes, especialmente a los que buscaban un oasis de tranquilidad. La presa preferida de los niños. Los padres, que han desarrollado sordera y sosiego descansan bajo la sombrilla del resort.
LA GAMBA ROJA
La gamba roja no es un crustáceo del Mediterráneo sino que es el turista que proviene de países como Rusia o Reino Unido. Lugares en los que la epidermis de sus habitantes no ha podido acostumbrarse a la calidez del sol. Durante sus días de vacaciones en el resort la gamba roja se torna de un color rojo pasión-quemazón que preocuparía seriamente a un dermatólogo. Pero la gamba roja se convence pensando que luego será moreno y que será la única forma de demostrar que ha salido de vacaciones. Es fácil encontrar a la gamba roja en primera línea de playa sobre la tumbona durmiendo la resaca porque indiscutiblemente ha cambiado la ingesta de agua por cerveza y otras bebidas alcohólicas. Beneficios inequívocos de la pulsera de la libertad. Individualmente no suelen ser problemáticos, el peligro ocurre si se juntan con más de su especie. Entonces se da el “efecto gremlin pasado por agua a las doce de la noche” y ocurren cosas como el “balconing”.
EL JUBILETA
El jubileta forma parte de ese grupo de personas a las que la vida les premió con el descanso. Posiblemente un ser extinto en los próximos años ya que nadie se podrá jubilar. Viajan en grupo o en pareja con paquetes promocionales envidiables bajo la promesa de que no se tengan que preocupar por nada. El jubileta madruga sin querer y es el primero en el buffet libre del desayuno. No lo puede evitar, olvidándose de los consejos de su endocrino y bajo el lema “un día es un día” y “estamos de vacaciones” se tira a la bollería y el embutido, ni por asomo quiere ver el kiwi y el pomelo que es lo que acostumbra a tomar en casa. Por supuesto también se guardará un bollo de pan y unas galletillas para sobrevivir a las largas horas de espera hasta la siguiente comida. Tras ello acude con una capa extra gruesa de crema protectora a la playa por el simple placer de decir que va a la playa porque en lo que realmente está pensando es en el placer de quitarse la arena en la piscina y disfrutar del chiringuito. El jubilado no es problemático, es un ser apacible sin embargo no dudará en hacer uso de su edad para aprovecharse de su condición y así obtener beneficios.
EL INTRÉPIDO QUEJICA
El quejica hace miles y miles de kilómetros hasta llegar a paraísos de ensueño. Zanzíbar, Caribe o Maldivas son sólo algunos destinos de su larga lista. Es su momento preferido del año y ha elegido el destino minuciosamente. El quejica dice que viaja allí pero realmente no saldrá de su resort puesto que no acepta aventura no formulada en las actividades del hotel. Exige el desayuno continental y una gastronomía amiga que no atente contra su delicada flora intestinal. Sin embargo nada es perfecto en la vida del quejica y bajo la frase de “todo me pasa a mí” tendrá por vecino en la habitación de al lado a su peor pesadilla. Ese huésped que pone la tele ensordecedoramente alta y se pasea con su poco atractiva panza al descubierto. También tendrá un niño gritón en la hamaca de al lado, en el buffet o en la piscina tirándose en modo bomba. La música del chiringuito estará demasiado alta y el aire acondicionado de la habitación será imposible de regular porque como dice el quejica “todo me pasa a mí”.
LOS GRUPOS DE FIN DE CURSO
Tras un acalorado debate el delegado de clase se hizo oír y propuso “chicos, ni crucero por las islas griegas ni viaje a los campos de concentración nazi, iremos de resort.” A lo que le siguió una estruendosa ovación. Playa, piscina y chiringuito se cruzan con un libertinaje que sólo se da en el resort. Este grupo intimida por su número al resto de huéspedes y puede estar compuesto de algunos de los anteriores grupos o ser muy heterogéneo. Eso sí, saben que la unión les hace más fuerte y se impondrán en todos y cada uno de los lugares del resort que visiten hasta conquistarlo. Son la manada.
*Este post fue escrito con la ayuda inestimable de Jorge, una botella de Jack Daniels y muchas risas.
CONTINUARÁ…
Jajajajajajajajajaaj!! Aquí…sufriendo…….ZAS!