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Donde habita el corazón

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Playa mediterránea. Donde habita el corazón. Clara Colorín Colorado
Playa mediterránea

Cuántos corazones caben en una vida. En la suya cuatro, los últimos tres de batería. Cuenta que Barraquer le dio nuevos ojos, Larrazábal le hizo latir de nuevo y Santa Gema le dio fuerzas para seguir. Con su mirada 0,0 se coloca sus lentes telescópicas, ahueca el cabello y suspira profundo. Se viste y calza en un minuto, le sobran cincuenta y nueve segundos. A continuación se echa la crema creyendo eliminar arrugas como el que borra desaciertos con una goma Milán. Sinsabores que desvanecer con una varita mágica a base de ceramidas. Se concede diez minutos para degustar una torta de aceite de Inés Rosales. Azucarada, placentera, de las de toda la vida. Un día más de sus ochenta y ocho largos años. Adormilada en su butaca ve la vida de otros pasar hasta que de repente en la televisión aparece su Hawái particular y en sus ojos se vislumbra un pasado lleno de bailes en el mar. Felicidad. Rauda se levanta y a escasos centímetros de la pantalla dice emocionada: “Si me pierdo, que me busquen allí”. Este programa arranca en el mar y acaba en un faro. Qué pseudónimo vas a querer que utilicemos en los primeros minutos. “Carmen, porque nací un dieciséis de julio y es el nombre que me hubiera gustado.”

El mar en medio de las tierras

Los turcos lo denominaron “Mar Blanco”, los egipcios prefirieron apodarlo “El Gran Verde”, mientras que para los romanos fue “Mare Nostrum” y así podría seguir hasta llegar a Solino. Es el mar en medio de las tierras. Esa mancha azul que une Europa, Asia y África. Un enclave de naufragios, epopeyas y cantos de sirena. Es el mar Mediterráneo que en invierno azota con olas de plata y azul para teñir sus costas de turquesa en verano. Una red de amores estivales y una personalidad impregnada de babor a estribor por el aceite de oliva que tanto nos distingue del coco, la soja y la falta de sol. Mediterráneo es nuestro carácter, nuestra gastronomía y el mar que elegimos en verano para escaparnos del mundanal ruido por unos días. Cuando el viaje termina nos quedamos a vivir un poco más en esa marca de bañador, una prórroga fantasiosa, una quimera frente al espejo y los días que vendrán. Mediterráneo es nuestro himno y la pieza clave en los anuncios de Estrella Damm.

Mediterráneo

Fábrica de sueños, mitos y anhelos. Desde el nacimiento de Afrodita en las costas de Chipre, pasando por la bravura de Poseidón sin estrella polar que guíe el devenir de todos esos desamparados que escapan piratas persiguiendo un futuro mejor en las aguas del Mediterráneo. Es lo que Federico, el único Federico, llamó “El cielo caído por querer ser luz”. En marzo comienzan las fresas y cambia la luminiscencia del día. Se inicia esa parte del año que merece la pena estirar. Los valientes se bañan. Los más valientes no han dejado de hacerlo los meses anteriores. En esos días la vida se consume al por mayor y las playas se vuelven de purpurina al atardecer, cuando el Sol y la Luna se conjuran en el cielo y se pasa de rojo a lo que en fotografía llaman “light blue”. Apagas el despertador cinco minutos más hasta seis veces para soñar con ese anuncio de verano. En este supuesto programa con el que comencé yo nunca podría responder a Mara Torres por mi primera vez en el mar porque mis únicos recuerdos son un macuto lleno de cuentos y una foto con manguitos naranjas junto a mi madre en Benalmádena, pero mi abuela sí podría.

“Si me pierdo, que me busquen allí”

Ella, como si en una máquina del tiempo se tratase, se retrotrae a una época en la que el cielo, salpicado por las gaviotas, coloreaba horizontes infinitos y los sueños nacían a orillas del mar, acariciados por la espuma, el perfume salado y los primeros bikinis. Entonces la palabra “veraneo” era virgen, la horchata el manjar de los dioses y el mar se contemplaba con fascinación infantil. “Parece que no acaba y es tan azul…”. En este viaje que iniciamos unos párrafos atrás por el Mediterráneo mi abuela no elige ni el Faro de Tourlitis ni el de Porer, no. Presa de la melancolía que se apodera de todo su ser vuela a ese enclave de edificios imponentes que cosquillean el cielo, turísticos castillos de arena en primera línea de playa: el lugar en el que habita su corazón. Un tesoro imborrable y ultrasensorial. Con los ojos bien abiertos y a toda prisa regresa al Mirador del Mediterráneo desde donde ve la Isla del Pico. Hoy, en su cabeza no suena Machín sino “La vida sigue igual” de Julio Iglesias, tema mítico del Festival Internacional de la Canción de Benidorm, su lugar preferido en el mundo. Ese en el que siempre se siente joven y feliz. Y sí, si se pierde que la busquen allí. “Siempre hay por quién vivir por quién amar/ Siempre hay por qué vivir por qué luchar…” 

A mi abuela, que si Almodóvar la conociera le haría una trilogía. Wonder Woman desde 1933. 

Benidorm. Donde el corazón habita. Mar Mediterráneo. Clara Colorín Colorado.
Regreso a Benidorm en mayo de 2017.
Donde habita el corazón. Mi abuela y yo años 90
Mi abuela y yo, años 90.

Letra pequeña

Este articulillo está inspirado de alguna manera en el maravilloso programa de radio de Mara Torres, El Faro de la Cadena Ser. Un espacio nocturno de entrevistas que comienzan en el mar. Mara le pregunta al invitado su relación con él, por la primera vez que lo vio, y a partir de ahí se adentra con mucha delicadeza y cariño en los entresijos de la vida del entrevistado, que durante los primeros minutos es presentado a los radioyentes bajo un pseudónimo para ser escuchado sin prejuicio alguno. Y sí, como ya os había adelantado al final acaba en un faro, en todos los sentidos porque le pregunta cuál ha sido el faro de su vida. Uno de los míos ha sido ella, mujer indómita que aprendió a bailar en la tormenta, mi abuela.

9 comentarios en «Donde habita el corazón»

  1. Jorge Álvarez-Campana Camiña

    Un faro con tu abuela podría estar genial! Aunque no estoy seguro de que superara este artículo-homenaje. Qué bonito, Clara. Todo el texto lleno de referencias y detalles maravillosos, una delicia. Yo quiero nietas así!
    PD: tu abuela es muy top.
    PD2: voy a releerlo (otra vez).

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