Antes del virus algunos de nuestros viajes empezaban con un “tengo Narita justo en San Valentín”, continuaban con un “me voy contigo, ¿no?” y se cerraban con “pues claro”. Y no era por ser San Valentín. Nunca nos había importado el Valentín ese. En nuestra filosofía de vida el amor se celebra cada día del año. El único pretexto para regalar bombones, decir te quiero o disfrutar de una cena bonita es querer al otro. Y hasta el año pasado recorríamos el mundo bajo la excusa de descubrirlo juntos. Ópera en Sídney, un schnitzel en Viena, tuk tuk en Bangkok y Disney World en Orlando. Daban igual las horas de avión, la promesa de lo nuevo y excitante ganaba. Tras meses de entrenamiento en el apasionante mundo del sushi y el dominio circense de los palillos viajamos a Narita. Una pequeña ciudad llena de encanto, situada junto a Tokio pero precisamente por esta razón suele pasar desapercibida. Narita es Shinshoji, restaurantes de unagi, té matcha y mucho más. Bienvenidos a Narita.
Shinshoji
Con más de 940 años el templo Shinshoji es uno de los más populares y antiguos de Japón. También es conocido como Naritasan Shinshoji o simplemente Naritasn. Está compuesto por varios templos y posee diferentes puertas. La más importante es Niomon, considerada patrimonio cultural de Japón. Una vez que acedes al recinto del templo sientes que no estás en la ciudad sino en un lugar tranquilo y alejado de todo, gracias a la naturaleza y la paz que aporta cada elemento que lo compone.
Shinshoji está dedicado al dios del fuego Acala y es un lugar destacado para la escuela budista Shingon. A lo largo del año acoge un gran número de ceremonias budistas. Una de las prácticas más interesantes que realizan es el Ritual del Fuego de Goma. En las celebraciones de Año Nuevo recibe más de 3 millones de visitantes, lo que lo convierte en el segundo templo más visitado del país, sólo por detrás de Meiji. Otras de las celebraciones que se realizan en él tienen lugar en primavera cuando el templo acoge a más de 200 tamborileros.
Entre los edificios destacan la pagoda de tres pisos y la Gran Pagoda de Paz de estilo Tahoto. Pero a pesar de la indiscutible belleza de las pagodas lo que más me gustó fueron los jardines que rodean los templos. Explicar el jardín japonés sería extenso y complicado. Podríamos decir, resumiendo mucho, que pretende ser un elemento de paz para quien lo contempla, facilitar la meditación. Todos los elementos que figuran en él y su disposición tiene un porqué. La belleza de estos jardines es sobrecogedora en cada estación.
Omotesando, calle de tiendas y restaurantes tradicionales
Omotesando es la calle de tiendas, puestos de comida y restaurantes tradicionales japoneses que llega hasta el templo. Es un paseo por el verdadero Japón. Se recomienda perderse por sus tiendas, comprar un kimono, tazas de té, utensilios de cocina de madera y postales antiguas hasta llegar al templo. Una parada útil puede ser el Narita Tourist Pavillion en el que ofrecen información turística en inglés y otros idiomas. Oportunidad que no se puede desaprovechar en ningún país asiático. Es interesante su exposición sobre las distintas celebraciones de Narita y un día a la semana (jueves a las 10:30) representan la ceremonia del té. La entrada es gratuita. En lo referente a los restaurantes de esta calle y la comida japonesa en general merecen un capítulo aparte.
Comida japonesa y restaurantes especializados en unagi
Aunque con grandes diferencias, la cocina tradicional japonesa está muy influenciada por la cultura china. Para los japoneses es de vital importancia la estacionalidad de los alimentos, su calidad y la presentación. El arroz blanco, como todo el mundo sabe, es el acompañamiento de la mayoría de sus platos. Se toma incluso en el desayuno junto a una sopa de miso y vegetales encurtidos.
También son conocidos platos como el ramen, el sushi, la salsa teriyaki, udon o el mochi, que dice ser pastel (o dulce) pero para el paladar occidental dista mucho de eso. En cuestión de sabores Japón es otro mundo. Lejos del aceite de oliva, la mantequilla o el orégano se decantan por la salsa de soja, el sésamo, el wasabi o las hojas de sansho, por no hablar del pescado deshidratado.
En la mayoría de los casos los restaurantes que dicen ser japoneses en occidente son una adaptación. Sí, hay platos 100% japoneses pero muchos otros son cocina fusión. Una transición entre ambos mundos. Y viceversa, ellos adaptan nuestros platos también. Las salchichas las hacen de pescado en lugar de carne. La pizza puede llevar en lugar de salsa de tomate una salsa teriyaki y los espaguetis pueden ir bañados en matcha.
El sabor de Narita
En Narita uno de los platos típicos es el unagi, debido a los ríos que hay en torno a la ciudad, los lagos y a la calidad de sus aguas. Por este motivo hay restaurantes especializados en ella. En nuestra visita no dudamos en probarla como parte de la experiencia. Una delicia.
Más allá de la anguila también hay restaurantes tan avanzados que sus platos recorren un circuito que se extiende por todo el local. Son sencillos y pequeños y en la mayoría de los casos se consumen fríos. Si quieres el plato sólo tienes que descubrirlo (van cubiertos por un plástico transparente) cuando pase por tu sitio. A partir de una suma de platillos puedes optar a pequeños premios culinarios como algún sushi gratis. Así mismo, dan la opción de pedir a través de una pantalla que hay en cada mesa, la cual también incluye videojuegos.
En atención al cliente y entretenimiento nadie como los japoneses. De igual manera recomiendo visitar las cafeterías de Narita. No sólo ofrecen una rica variedad de desayunos, sino que además hacen dibujos con la espuma del café. Qué mejor manera de empezar el día que con un sol radiante de espuma.
Casas tradicionales que encontrarás paseando
Al estar ubicado en el cinturón de fuego del Pacífico, Japón sufre terremotos con bastante frecuencia. También tifones y épocas de fuertes lluvias. Por estos motivos las casas tradicionales son bajas, de una o dos plantas. Originariamente se utilizaban materiales como la madera, los juncos e incluso el papel. Materiales naturales, flexibles y capaces de absorber la humedad.
Una habitación tradicional constaría de paneles corredizos, fusuma, y puertas de madera enrejadas, shoji. Al ser correderas las paredes los espacios se configuran libremente, en función de las necesidades. Las casas reciben una luz tamizada y son fáciles de ventilar. Su suelo, recubierto de tatamis hechos a base de juncos, reducen la humedad y se la devuelven cuando el ambiente se torna seco. La decoración debe cumplir una característica: tiene que ser zen. Simple y armónica.
Lo más llamativo para mí fue descubrir la importancia que le dan al jardín. La relación con la naturaleza es tan fundamental en la vida japonesa que intentan tenerla presente aunque sea en un pequeño jardín interior. El edén japonés debe ser visible desde tantos lugares de la casa como sea posible. De esta manera tienen presente la naturaleza y el transcurso de las estaciones.
Hoy apenas quedan verdaderas casas tradicionales. Las que han sobrevivido son propiedad de personas mayores o se utilizan con fines turísticos. Vivir en ellas requiere de mucha adaptación, motivo por el que se impone un híbrido. Hormigón, calefacción y adiós a sentarse en el suelo.
Supermercados y centros comerciales
Se suele hacer mucho hincapié en ir a mercados tradicionales pero se habla poco de comprar en supermercados y es un error. Entrar en un supermercado es entrar en un mundo nuevo, una puerta a Narnia. Cada pasillo de productos ofrece artículos que ni imaginamos. En el caso de Japón hay una variedad gigante en relación al té matcha. No hablo de marcas sino de sus aplicaciones. Creen tanto en los beneficios de este brebaje que lo consumen en casi todo. Es su agua, su fuente de vida.
Uno de los productos que se vende en Japón, y es de los mejores del mundo, es la marca de chocolates Royce. Destacan sus delicias y originales patatas fritas bañadas en chocolate. Pruébenlas, será un sabor inolvidable.
La obsesión de las japonesas por la belleza de la piel hace que la gama de productos sea infinita. Hay multitud de mascarillas, productos de limpieza facial y cremas. En Japón una piel bonita comienza con una piel limpia y correctamente hidratada. El maquillaje es secundario. Shiseido, que nació en una farmacia, es su marca más internacional. Más de 140 años innovando en el tratamiento de la piel y el ámbito de la belleza. Ir al país nipón es una gran oportunidad para adquirir elaboraciones que venden exclusivamente allí.
Como nota final destacar que el inglés sólo se habla en las grandes ciudades y por gente joven. Si viajas fuera de las grandes urbes puedes llegar a sentirte incomunicado. Aún así no desesperes, siempre acabarás encontrando un folleto en inglés e incluso algún guía voluntario. Para leer aquello que no esté traducido puedes hacer uso de la fotografía en el traductor de google, a nosotros esta herramienta nos ayudó mucho.