Si Venus hubiera podido elegir habría nacido en París, la ciudad de la belleza y del amor. En el peor de los casos, habría sido llevada por una cigüeña desde allí, como tantos otros niños. Pero a veces la mitología se torna caprichosa y necesita de la espuma del mar y la ayuda de los dioses para concebir. París es conocida por sus luces y por una torre de hierro que en sus inicios no gustó nada, y sin embargo, se convirtió en símbolo no sólo de la ciudad, sino también de los enamorados. Es famosa por ser la ciudad de la moda, el glamour y el estilo, el lugar donde Coco Chanel deslumbró al mundo. Pero también lo es por el frenesí de sus fiestas, por cortar cabezas con guillotina y cómo no, por su cocina. Oh lala!!
Gran parte de sus construcciones se deben a los encargos de los reyes franceses, al Imperio de Napoleón y a las diferentes exposiciones universales que se han celebrado en la ciudad. París es una de las ciudades con más historia y de las que más cultura atesoran del mundo al igual que Londres o Nueva York. Para conocerla lo ideal sería vivir una temporada en ella. Visitar sus museos, recorrer sus barrios, deleitarse en sus cafeterías, tiendas y restaurantes o simplemente sentarse a contemplarla. Lamentablemente los recursos no son infinitos. París en siete apasionantes días:
Día uno
Ópera de Garnier
Muy cerca del Boulevard de Haussmann se localiza la gran Ópera de Garnier. Un majestuoso edificio neobarroco. Su fachada está decorada con frisos marmóreos, columnas y estatuas, mientras que en su interior impera el terciopelo, los querubines, las hojas doradas y las pinturas. Sin embargo, lo que más sorprende cuando se visita este lugar es su araña de luces de seis toneladas ubicada en el auditorio central, es sensacional, impresionante.
Aunque esta ópera ha ganado gran fama por su belleza y la cantidad de obras memorables que se han representado en ella, el escritor Leroux aumentó con su leyenda sobre El fantasma de la Ópera su popularidad. Una obra maestra de amor y tragedia que se ha representado a lo largo de todo el mundo. Se puede visitar como edificio monumental pero el consejo es ir a una de las obras que se celebran en ella.
Plaza Vendôme
Es una de las plazas más famosas del mundo. Es la plaza de Luis el Grande, de las conquistas, e incluso el lugar donde se exhibían las cabezas cortadas de los enemigos en tiempos de la Revolución Francesa. Pero también fue el hogar de Coco Chanel durante 34 años. A día de hoy es el enclave de firmas de joyería y alta costura y por supuesto del Hotel Ritz, el cual rinde homenaje a la diseñadora dedicándole una de las suites más lujosas, elegantes y especiales, la habitación 202.
Museo del Louvre
El museo más grande del mundo merece una visita aunque nunca dispondrás del tiempo necesario que merecen sus más de 35.000 obras de arte. Sorprendentemente el Louvre se ideó como residencia real sin embargo en 1793 los franceses cambiaron su uso y pasó a ser museo nacional.
La pieza más destacada es La Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, una pintura que durante mucho tiempo ha sido un gran enigma para la sociedad. Se sabe que la mujer es Lisa Gherardini, esposa de Francesco de Giocondo, de ahí que también sea conocida como La Gioconda. Mona Lisa proviene del italiano, “mona” es la contracción de ma donna (mi señora), una abreviación. De igual manera se conoce que este cuadro es un regalo por su segundo hijo. Como último dato, destacar que Da Vinci la pintó con cejas y pestañas pero poco a poco fueron desapareciendo quizá por una excesiva o indebida limpieza del cuadro.
La escultura griega Venus de Milo, La balsa de la Medusa, la corona de Luis XV o el Egipto faraónico son otras de las obras o colecciones que no te puedes perder por eso conviene que planifiques muy bien tu visita.
Jardines de las Tullerías
Tras salir del Louvre encontrarás otra obra de arte: los Jardines de las Tullerías. Un paseo de gran belleza gracias a sus estanques, senderos y tiovivo. En el siglo XVII los parisinos lucían aquí sus mejores galas. En las Tullerías se encuentra uno de los museos más especiales de la ciudad, el Museé de l´Orangerie, el cual atesora algunas de las obras impresionistas y postimpresionistas más importantes. Entre ellas el inmenso panel de la ilustración de la colección Nenúfares de Monet. Una pintura de 100 metros de paisaje acuático. En palabras de André Masson es “la Capilla Sixtina del impresionismo”.
Plaza de la Concordia
Siguiendo con nuestro paseo llegamos a la Plaza de la Concordia, la más grande de la ciudad. En ella destaca el obelisco rosado de granito, regalo de Egipto en 1831 aunque quizá sea más conocida por ser el lugar donde fueron decapitados Luis XVI y María Antonieta.
Día dos
Campos Elíseos
La Avenida de los Campos Elíseos son parte del eje histórico de París. Comunican la Plaza de la Concordia con el Arco del Triunfo. La zona baja posee arbolados jardines, si continuamos andando encontramos el Petit Palais y el Grand Palais. Algo más adelante, ya en la zona alta hay tiendas de lujo, grandes almacenes y cines. Es un paseo mítico no sólo para los amantes del shopping sino también para los ciclistas, ya que aquí se sitúa el final del Tour de Francia.
Grand Palais
Construido con motivo de la Exposición Universal de 1900 es uno de los edificios más representativos de París. Es una pieza maestra de la arquitectura en la que destaca la inmensa cúpula acristalada en la zona central. En su ala oeste se ubica el Palacio de los descubrimientos, en la actualidad funciona como Museo de Ciencias, donde el visitante puede encontrar los grandes hallazgos científicos del pasado y del presente. Busca despertar la curiosidad y que la ciencia pueda ser vista como algo divertido para quienes lo visitan a través de inventos y demostraciones científicas.
Petit Palais
Diseñado para Exposición Universal de 1937 es el Museo de Bellas Artes de La Ville de Paris, el cual acoge unas 300 obras entre ellas colecciones de la Edad Media y la Antigüedad, el Renacimiento francés e italiano y por supuesto pinturas de los artistas franceses más importantes del siglo XIX como Monet, Delacroix, Renoir, Coubert, Tolouse-Lautrec…
Arco del Triunfo
Fue construido por orden de Napoleón sobre la Plaza Charles de Gaulle para conmemorar el triunfo en la batalla de Austerlitz. A sus pies está la Tumba al Soldado Desconocido de la Primera Guerra Mundial y una llama encendida para recordar a los que cayeron víctima de la guerra.
Día tres
Torre Eiffel
Fue diseñada por el ingeniero francés Eiffel para la Exposición de 1889. El objetivo era crear algo tan funcional como equilibrado, aunque inicialmente no gustó demasiado a los franceses, que la vieron como un enorme monstruo de hierro o como algo inacabado. Era inconcebible para la mentalidad de la época. Con sus 324 metros fue durante cuarenta y un años la estructura más alta del planeta. Título que se lo arrebató el edificio Chrysler de Nueva York. A día de hoy es uno de los monumentos más visitados y reconocibles. Se recomienda acceder a la segunda planta, ofrece unas vistas magníficas de la ciudad. Quienes no quieran subir porque no imaginen las vistas de París sin la torre tienen la opción de disfrutarla desde los Campos de Marte o desde el Trocadero. Las vistas desde allí no dejan indiferente.
Los Inválidos
Conjunto arquitectónico creado originariamente como residencia real para los veteranos de guerra que quedaban sin hogar. Por orden del rey Luis XIV el edificio contiene dos iglesias separadas y unidas a la vez. La Iglesia de los Soldados y la Iglesia del Domo. Esta última destinada a la realeza, ya que el monarca no deseaba mezclarse con los soldados durante la misa. Actualmente Los Inválidos alberga museos y monumentos nacionales, entre ellos el Mausoleo de Napoleón.
Museo de Orsay
Museo de arte que ocupa el antiguo edificio de la estación ferroviaria de Orsay. Contiene algunos de las mejores piezas de Delacroix, Degas, Millet, Manet, Monet, Renoir, Pisarro, Fantin-Latour, Cézanne, Van Gogh, Gauguin, etc. Merece la pena visitar su cafetería o descansar frente a uno de sus grandes ventanales. No es un museo excesivamente grande, de manera que no agobia y se disfruta.
Puente Alejandro III
Es uno de los puentes más largos y de mayor belleza de la capital francesa. Conecta el Petit Palais y el Grand Palais con los Inválidos. Como anécdota, la primera piedra del puente fue puesta por el zar Nicolás II para celebrar la alianza franco-rusa. Las ninfas que adornan el puente también representan esa unión. Hay ninfas del Sena por Francia y ninfas de Nevá por Rusia.
Día cuatro
Notre Dame
Abrazada por el Sena como si de una historia de amor se tratase se encuentra la catedral gótica de Notre Dame. Una de las más antiguas de Europa en la que destaca su tamaño, sus tres enormes rosetones, los arbotantes, la galería de quimeras, las vidrieras, la cripta, el tesoro y cómo no, sus gárgolas que la custodian. Lamentablemente la catedral a día de hoy permanece cerrada como consecuencia del incendio acontecido en 2019. Actualmente está inmersa en el proceso de reconstrucción.
Barrio Latino y Jardines de Luxemburgo
Frente a ella y separada por el Sena está el barrio latino donde no sólo se desarrolla la vida académica de la ciudad gracias a la Sorbona, sino que también hay destacados museos, iglesias, la Gran Mezquita art decó y la torre de Montparnasse entre otros emplazamientos importantes. A no mucha distancia de la universidad se localizan los Jardines de Luxemburgo compuestos por castaños, manzanos y palmeras entre otros árboles. También hay flores, huertos, el estanque de Grand Bassin y el Palacio de Luxemburgo, actual sede del Senado francés. Es sin duda alguna, uno de los lugares con más encanto de la ciudad.
Día cinco
Montmartre
Hay que empezar por el barrio de Pigalle, allí el turista descubre el molino más icónico, el maravilloso Moulin Rouge. Popular gracias a la película que protagonizaron Ewan McGregor y Nicole Kidman en la que se narra la historia de amor entre un escritor y su corista. Este cabaret nació en la Belle Epoque, el momento de esplendor artístico francés. Algunos de sus asistentes más emblemáticos fueron el escritor Oscar Wilde y el pintor Vincent Van Gogh. Ambos íntimos amigos de Tolouse Lautrec, quien quedaría ligado al cabaret de por vida. En él encontraba no sólo un lugar en el que divertirse sino también la paz que necesitaba.
Situada sobre una colina, Montmartre es la zona más elevada de París. Durante los siglos XIX y XX fue hogar de grandes pintores y compositores. Allí vivieron, trabajaron y crearon algunas de sus mejores obras artistas como Renoir, Degas, Duchamp-Villon y Picasso. Montmartre, es un barrio parisino pintoresco y singular. Merece que te pierdas por su calles, que vivas y disfrutes de sus rincones. Será como estar dentro de una película francesa. Se recomienda parada en la Maison Rose, un lugar que ha servido de inspiración a muchos artistas y en el que además se come genial. Y cómo no, en el Cafe des Deux Moulins, la cafetería en la que trabajaba Amelie. Con su toldo rojo y su fachada circular es un lugar que resiste el paso del tiempo y en el que la crema catalana es más que nunca “de película”.
Sacre Coeur
Con la tripa llena ya podemos llegar a la joya de la colina, el Sacre Coeur. Templo de cúpulas blancas, estilo bizantino y blanco impoluto. A él se accede a través de unas escaleras ajardinadas, que acompañada por músicos y artistas callejeros que frecuentan la iglesia, hacen de él uno de los lugares con más encanto de la capital francesa.
Plaza de los Pintores
A escasos metros del Sacre Coeur se localiza la Plaza de Tertre, más conocida como Plaza de los Pintores. Aquí retratistas y pintores dibujan y exponen sus lienzos. Es, nunca mejor dicho, un lugar muy pintoresco. Para finalizar el tour conviene visitar los viñedos, ubicados cerca del Museo de Montmartre. Hace años fueron la cuna vinícola de París.
Día seis
El Marais
El antiguo pantano de París es hoy uno de los barrios más chic, estilosos y animados. Es un laberinto de callejuelas medievales con coloridas y lujosas boutiques, restaurantes y cafeterías modernas.
En él se encuentran el ayuntamiento conocido como Hôtel de Ville, de estilo neorrenacentista, y el Centro Pompidou, de estilo contemporáneo. Llama la atención su fachada principal compuesta por un entramado de tuberías, respiraderos, cañerías y cables eléctricos. Parece una pieza de mecano. El primero, a parte de acoger al gobierno de la ciudad, actúa también como lugar de exposiciones y pista de hielo para patinar durante los meses de invierno. También fue el telón de fondo de la famosa fotografía “El beso” de Doisneau que retrata el París del amor. El segundo, acoge el Museo Nacional de Arte Moderno, diferentes colecciones de arte, una biblioteca, cines, zona de espectáculo y una maravillosa azotea desde la que contemplar la metrópolis.
El jardín Plantado o Promenade Plantée es un lugar tranquilo. Para crear sus jardines utiliza un antiguo viaducto abandonado.
Día siete
¡Disneyland!
Después de tanta historia, museos y arquitectura toca un poco de diversión con el ratón Mickey. Disneyland Paris está fragmentado en dos parques temáticos: Disneyland Park y Walt Disney Studios Park. A su vez, Disneyland Park está dividido en cinco áreas: Main Street, Frontierland, Adventureland, Fantasyland y Discoveryland. Mientras que Walt Disney Studios Park está enfocado en el cine y el espectáculo. Una visita a Disneyland es el mejor tratamiento antiedad y la guinda final de un gran viaje.
París, Mon Amour! Me encanta el recorrido y lo bien explicado que está. He ido dos veces a París, la primera con la family, París y Disney y la segunda, 3 días “intensivos”, fuimos 8 amigas, una de ellas había vivido allí unos años y nos enseñó un París, turístico y diferente. Guardo tu historia de tu viaje, porque estoy segura, volveré!
París es una ciudad fascinante que nunca deja de sorprender. Muchas gracias por tu comentario pero sobre todo qué ilusión que guardes este post!!! <3 🙂