Ubicada en el corazón del océano Índico, a escasos kilómetros de las costas del sur de India, se encuentra esta isla con forma de perla. Sri Lanka es un país exótico, picante, colorido y con olor a canela. Una tierra que destaca por la sonrisa de su pueblo, por el color de sus paisajes, por su naturaleza aún salvaje y sus kilométricas playas de ensueño. También por sus religiones, budismo e hinduismo. Sin duda alguna uno de esos viajes que no deja indiferente a nadie.
Hace algo más de dos años viajamos a Sri Lanka, y aunque luego hemos sumado muchos más destinos como Indonesia, Canadá o Japón, esta isla continúa a la cabeza de mis viajes preferidos. Comparto en este post mi “qué ver y hacer”, un manual turístico lleno de consejos y excursiones imprescindibles:
Espectaculares parajes naturales
Entre sus destinos turísticos destaca Sigiriya, naturaleza y arquitectura se dan la mano en este yacimiento arqueológico de 370 metros de altura que se alza en pleno distrito de Matale. Son las ruinas del antiguo reino de Kasyapa. Preciosos jardines, estanques y arroyos artificiales. Subir a su cima requiere esquivar avispas, no tener vértigo y algo de sudor pero merece la pena contemplar las vistas desde allí porque son alucinantes.
Pico de Adán
Algunas leyendas dicen que Sri Lanka fue el lugar elegido para que Adán pisara la tierra por primera vez tras abandonar el Jardín del Edén. Desde hace más de 1000 años peregrinos de todo el mundo suben a este lugar conocido como el Pico de Adán en cuyo santuario se conserva una roca con forma de huella de más de 2 metros. Algunos dicen que es la pisada de Adán, otros de Buda. Se recomienda comenzar el ascenso durante la noche para poder contemplar la salida del sol, respirar aire puro y disfrutar de la explosión de colores que ofrece el paisaje. No siempre es buena época para subir. Depende de la estación en la que visites Sri Lanka, si es tu caso te recomiendo el Pequeño Pico de Adán. El ascenso dura aproximadamente una hora, no requiere un gran esfuerzo físico y las vistas son increíbles.
Llanuras de Horton
Siguiendo con las tierras altas de este apasionante país están las Llanuras de Horton que fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Es una zona rica en biodiversidad caracterizada por un bosque nuboso y pastizales de montaña. Se aconseja visitarlas al amanecer para poder disfrutar del “Fin del mundo” cuando las nubes despejan el precipicio y entonces se puede contemplar la grandeza del lugar. Sus vistas son un espectáculo natural.
Ciudades
Polonnaruwa y Anuradhaoura
Entre sus ciudades antiguas destacan Polonnaruwa y Anuradhapura por sus ruinas bien conservadas, ambas han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. La primera fue sede de los reyes cingaleses. Sobresalen los Budas de Gal Vihara. El cuarto está acostado y dicen que es la estatua más perfecta y misteriosa de la isla. Anuradhapura fue centro del budismo Theravada durante siglos, hogar de importantes filósofos budistas.
Kandy
Si lo que buscas es un retiro espiritual Kandy es la mejor opción. Rodeada de Montañas, plantaciones de té y selva tropical esta ciudad es famosa por sus jardines botánicos, el lago, los museos y sobre todo por sus lugares sagradas. El más importante es el Templo del Diente de Buda. Uno de los lugares de culto más sagrados para el budismo.
Galle
Por su parte Galle, ubicada en el sur es conocida por su extraordinaria fortaleza, el estilo colonial de sus casas, cafés muy chic y galerías de arte. Para conocer la historia que encierran sus muros lo mejor es perderse por ella para y disfrutar de una limonada en la quietud del mediodía. Comprar especias o aprender incluso a cocinar alguno de los platos de la gastronomía ceilandesa es otro de los reclamos que ofrecen muchos restaurantes. Hacerse con alguna de sus pintorescas obras de arte es la guinda a un día perfecto. Es una ciudad para disfrutar de este hermoso país.
Plantaciones de té y una de las rutas de tren más famosas
Entre las recomendaciones turísticas para conocer a fondo este país resalta la línea de tren que une Nuwara Eliya con Ella. Subirse a él es como dar un salto en el tiempo para recorrer plantaciones de tés, atravesar nubes y respirar las montañas. Escuchar el silencio y el gentío. Oler el campo y saborear con un poco de suerte un buñuelo de maíz o guindilla si te da tiempo a comprarlo en una de las estaciones en las que para. Da igual si consigues un sitio o vas de pie, estoy convencida de que será una de las mejores experiencias. Visitar una de las plantaciones de té y su fábrica es más que una recomendación. Merece mucho la pena.
Parques naturales, avistamiento de ballenas y centros de rehabilitación de tortugas marinas
La guinda del pastel la pone Udawalawe, Minneriya o Yala, algunos de sus parques naturales que guardan infinidad de animales como elefantes, leopardos, osos negros, cocodrilos, flamencos o bueyes de agua. Posiblemente Sri Lanka tenga la fauna más variada del mundo. Es una oportunidad única para ver manadas de elefante a veces dentro de los parques pero también fuera. Es fácil encontrar a uno de estos paquidermos parado en medio de la carretera y es muy impactante. En la zona sur de la isla hay barcos que salen desde Mirissa para ver cómo delfines y ballenas surcan el mar. También puedes encontrar centros de rehabilitación de tortugas marinas. Los ceilandeses toman muy en serio su protección y conservación.
Ruta de las especias
Desde hace infinidad de años Sri Lanka es famosa también por sus especias, maderas y el sabor de sus platos, picantes e intensos, entre los que sobresalen el curry y el arroz. Tanto es así que llegó a formar parte de la famosa Ruta de las Especias. Por ello, pisar Sri Lanka es una oportunidad única para visitar uno de sus jardines botánicos y conocer el uso que hacen de las especias, no sólo en sus guisos sino también como parte de la ayurveda.
La ayurveda es la medicina tradicional india que entiende tanto la salud como la enfermedad como resultado de la confluencia cuerpo, mente y espíritu. Utiliza plantas medicinales, aceites y especias entre otras cosas. En la isla hay muchos de estos centros en los que ofrecen múltiples opciones de tratamiento. Desde beber una de sus infusiones, pasando por recibir un masaje o incluso acudir a una de clínica de este tipo.
Playas
Como dije al principio, Sri Lanka dispone de kilómetros y kilómetros de paradisíacas playas llenas de palmeras poblando sus orillas que parecen tumbarse sobre la arena, orquídeas y aguas cristalinas. Las zonas sur y este son las preferidas por los surfistas por el fuerte oleaje. La zona sur suele estar más concurrida y es frecuente encontrar chiringuitos donde alquilar la tabla. Si lo que buscas es tranquilidad, las playas del este son la mejor elección. Puedes incluso llegar a estar solo en lugares como Navalady o Kalkudah.
Religión
Budismo y el hinduismo son las religiones mayoritarias. Ambas conviven e incluso se mezclan en la isla desde hace muchos años con tolerancia y respeto. Nacieron en la India, una diferencia básica entre ellas es la creencia de un dios creado. El budismo no lo hace mientras que el hinduismo lo hace con Brahma (Shiva). Cuando eres occidental los templos de ambas religiones son muy impactantes. El templo budista de Dambulla y el templo hindú de Matale pueden ser excelentes opciones.
Dambulla está construida dentro de una montaña, exactamente en cinco cuevas en su cima. Todos ellos están muy ornamentados y tienen frescos en buen estado. Allí encontrarás a Buda en las diferentes posiciones, cada una tiene un significado. Como dato curioso, en la segunda cueva hay una vasija que recoge el agua que sale de la montaña dibujando un camino. Cuando el agua llega a la cima cae dentro de la vasija y esta se usa para ceremonias porque se considera agua sagrada. Por cierto, para llegar al templo antes tienes que subir la montaña.
Matale
Matale, fue el primer templo hindú que Jorge y yo visitamos y no teníamos demasiado conocimiento sobre esta religión, afortunadamente viajamos con Sandum, el mejor guía. Sandum nos enseñó lecciones básicas sobre los dioses y nos contó algunas historias fascinantes. Destaco también lo colorido y decorado que son los templos hindúes. En ellos no hay espacio para la sobriedad.